Por: Joel Rojas
Hernández*
Deuteronomio
4:9 "¡Pero tengan cuidado!
Presten atención y no olviden las cosas que han visto sus ojos, ni las aparten de su corazón mientras
vivan. Cuéntenselas a sus hijos y a sus
nietos.
Introducción
Dietrich Bonhoeffer, teólogo alemán,
expreso que, “Cristianismo
sin discipulado es cristianismo sin Cristo”[1].
Hay una gran verdad en esta expresión, las iglesias deben tener una estrategia
de discipulado si quieren plantar conocimiento sólido en los creyentes. En el
2006 el Dr. Jerry Porter, miembro de la Junta de Superintendentes Generales de
la Iglesia del Nazareno expresó, “tenemos
que darle más atención al discipulado…el tiempo ha llegado de movernos más allá
de la membresía al discipulado”[2].
Un
principio bíblico desde los tiempos del Antiguo Testamento
De
principio a fin, la biblia da importancia a la enseñanza, si usted busca en una
buena concordancia la palabra “enseñar” o “enseñanza” se impresionará con la
frecuencia que aparecen estos términos. Quiero retomar lo que dice Deuteronomio
11: 18-20
"Grábense
estas palabras en la mente y en el pensamiento; átenlas como señales en sus
manos y en su frente. Instruyan a sus hijos hablándoles de ellas tanto en la
casa como en el camino, y cuando se acuesten y cuando se levanten. Escríbanlas
en los postes y en las puertas de su casa” (DHH)
“¡Este es el principio de la
educación Cristiana!”[3],
dice Sergio Franco, además argumenta que “Jesús
enseñaba siempre. Es interesante que no le llamemos el Predicar divino (aunque
lo es), ni el Sanador divino (aunque lo es), pero si se le conoce como el
Divino Maestro”[4]. Observe lo que dice Mateo 9:35
“Jesús
recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia” (NVI).
Ahora
bien, no estamos diciendo que para Jesús la enseñanza era lo más importante de
su ministerio, pero sí una de sus prioridades. En el sermón del monte (Mateo 5)
encontramos que dice que Jesús “abriendo
su boca, les enseñaba” (VRV). Jesús enseño con parábolas, en
conversaciones, en sus milagros y servicio, aprovechaba toda circunstancia para
la enseñanza.
¿Qué
es discipulado cristiano?
Muchas
veces se ha aplicado mal el término discipular, lo han igualado a evangelizar,
otros creen que con brindar una conferencia, una charla o una prédica, ya están
discipulando. La verdad no es así, incluso todavía en muchas iglesias ni la
escuela dominical logra este propósito.
Ramón
Sierra dice que “El discipulado es el
proceso continuo de crecimiento de un discípulo”[5]. Hacer discípulos o ser discípulo debe ser
un compromiso para toda la vida. El Dr. Porter argumenta que ser un
discípulo “es ser un estudiante continuo de Jesús guiado, instruido
y ayudado por el Señor en cada aspecto de nuestra vida por medio de creyentes
compañeros; reproduciendo a otros discípulos como una parte natural de nuestra
devoción total a Cristo…la meta no es hacer creyentes o aún miembros, pero sí
hacer discípulos”[6].
Debemos estar claro que el discipulado requiere
de tiempo (este es el costo del discipulado), no es de la noche a la mañana
que usted ya es un discípulo. Se necesita de tiempo de parte de un mentor para
enseñar y tiempo por parte del discípulo para aprender. Tanto el maestro como
el discípulo deben querer hacerlo, uno el enseñar y el otro en aprender.
Jesús tomó doce discípulos, y les dedicó tiempo, dice la escritura que fueron
unos tres años y medio que anduvieron con él.
Debe
haber deseo de aprender, Martha y María, dos hermanas que nos muestran
una verdad sorprendente, ambas vieron llegar al Maestro, Martha lo saludo y
siguió con sus quehaceres cotidianos. Pero María, dejó lo que estaba haciendo e
hizo algo muy hermoso, se sentó a los pies de Jesús y “atentamente” (BLS) le escuchaba. Al verdad es que, si usted
no tiene el deseo (voluntad) de aprender, aunque venga el mismo Jesús a enseñar,
usted al igual que Martha seguirá buscando escusas para no dejarse discipular
(lea la historia en Lucas 10: 38-42). Yo he llegado a una conclusión, cuando
usted quiere saca tiempo.
Una
meta para el Ministerio de Escuela Dominical en las Iglesias
Muchas
iglesias están descuidando la educación cristiana y bíblica en la Escuela
Dominical, no están cumpliendo con diligencia su tarea de hacer discípulos. Son
varias las causas de este problema, pero solo menciono dos, la de mayor peso recae
en las personas que están a cargo del ministerio, puesto que son ellos (as)
quienes tienen que velar porque se cumplan con los objetivos propuestos de la
educación. Los directivos y sus maestros deben estar claros que es en la Escuela Dominical
donde se “brinda una enseñanza
sistemática de la Palabra de Dios, se promueve el crecimiento y la fertilidad
de la Iglesia, se fortalece el carácter moral del cristiano y es en el
ministerio donde muchos pueden servir” [7].
La pregunta es, ¿estamos cumpliendo con esto?.
Otro
aspecto a considerar son los maestros, Bruce Wilkinson, dice: “existen tres cosas que debemos recordar
todos los profesores. Número uno: conoce tu materia. Número dos: conoce a quien
estas rellenando con esa materia. Y número tres: rellénalos con elegancia”[8].
S. Franco, en este mismo sentido, dice: “Usted
puede enseñar mejor…si valora su llamamiento, si conoce su libro de texto, si prepara
su lección, si trabaja en su método y si sirve a sus alumnos”.[9]
Esto es muy cierto, por lo tanto maestro y directivo de Escuela Dominical,
prepárese cada vez más y mejor, para cumplir con la gran comisión de hacer
discípulos.
Conclusión: una buena enseñanza lleva a un
discipulado sólido, miembros así, hacen Iglesias fuertes y vigorosas.
* Maestro de
Escuela Dominical. Iglesia del Nazareno, Los Cerros.
Conferencia presentada en la Asamblea de Escuela Dominical de Distrito Sur del Año 2012
[1] Ramón Sierra (s.f).
Manual de Capacitación Básica de Discipulado. Casa Nazarena de Publicaciones.
Kansas City, E.U.A. 13
[2] Ibid., 12.
[3] Sergio Franco. 1998.
Usted Puede Enseñar Mejor. Casa Nazarena de Publicaciones. Kansas City, E.U.A.
20.
[4] Ibid.,23-24
[5] Ramón Sierra (s.f).
Manual de Capacitación Básica de Discipulado. Casa Nazarena de Publicaciones.
Kansas City, E.U.A. 18
[6] Ibid., 13
[7] Más allá de la
Escuela Dominical. 1997. Curso para Maestros Cristianos. Editorial Caribe.
Colombia. 28-29
[8] Bruce Wilkison. 2006.
Las siete leyes del aprendiz. Editorial Vida. Miami, Florida. 215.
[9] Sergio
Franco. 1998. Usted Puede Enseñar Mejor. Casa Nazarena de Publicaciones. Kansas
City, E.U.A. 15,33,49,73,103.