Texto: Lucas 2:14 "¡Gloria
a Dios en las alturas y en la tierra paz,
buena voluntad para con los hombres!
Introducción
Lucas 2:14, es un pasaje en el que debemos
maravillarnos, debemos detenernos con suma atención, saborearlo cual dulce más
esquicito. Luego expresarlo con todo nuestro corazón y la más sublime pasión, a
como lo hicieron el coro de huestes celestiales hace dos mil años en los campos Belén. Veamos porque es necesario detenernos a
meditar en esta porción de la escrituras.
Desarrollo
En primer lugar porque
1.
Hay Satisfacción
en las alturas
Observe lo que dice la primera parte del
texto, “Gloría a Dios en la alturas”, quienes están cantando esto no son personas,
son Ángeles, vienen del cielo y saben muy bien qué es lo que ha descendido dice, es el verbo mismo que estaba en la
fundación del mundo. Ahora bien, el comentario Jamieson- Fausset-Brown, dice
que los las Huestes celestiales no dicen <<“gloria a Dios en el cielo, porque es ahí
donde están los Ángeles, sino que dicen, “Gloría a Dios en la alturas”>> queriendo decir, en lo altísimo, donde no pueden llegar ni los mismos
Ángeles, pues están hablando, de donde está sentado el mismo Dios. A como lo
describe el libro de hebreos:
Hebreos 1:2-4 “en estos últimos días nos ha hablado por el
Hijo, a quien constituyó heredero de
todo y por quien asimismo hizo el universo. Él,
que es el resplandor de su
gloria, la imagen misma de su sustancia
y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de
nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las
alturas, hecho tanto superior a los ángeles cuanto que heredó más excelente
nombre que ellos”.
Según esta porción en Dios hay satisfacción,
porque Jesús es el resplandor de su gloria, bien acertada la expresión de
hebreos al decir que Jesús es, “la imagen
misma de su sustancia”. Juan 1:14 dice,
“Y
el Verbo se hizo carne y habitó entre
nosotros lleno de gracia y de verdad; y vimos su gloria, gloria como del
unigénito del Padre”.
En el evangelio de Marcos encontramos la
expresión misma de satisfacción de parte de Dios al decir:
<<Y vino una voz de los cielos que decía:
"Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo
complacencia">>
Dios estaba diciendo en mi hijo, yo tengo satisfacción, es en mi hijo
que yo me deleito y tengo felicidad.
En segundo lugar este texto, muestra que:
2.
Hay Plenitud de paz en la tierra
"¡Gloria a Dios en las alturas y en la
tierra paz,…!
El profeta Isaías escribió, <<Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado sobre su hombro. Se llamará
su nombre "Admirable consejero", "Dios fuerte", "Padre eterno", "Príncipe
de paz">> (9:6).
Hay paz, porque Dios se ha acercado a los
hombres por medio de su hijo Jesús, dice otro comentarista, “Dios extiende su favor a gente que no había
hecho nada para merecerlo; y que por su gracia les concede su paz. Paz expresa la naturaleza de la
salvación como restauración de las buenas relaciones entre Dios y el pueblo
pecador y la subsiguiente recepción de sus bendiciones” (Comentario Siglo
XXI).
Jesús había nacido con el propósito de
cumplir el más sublime sacrificio de pagar el precio de nuestra redención, así
lo dice Pablo en la carta a los romanos:
“Pero
Dios muestra su amor para con nosotros,
en que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros. Con mucha más razón, habiendo sido ya justificados en su
sangre, por él seremos salvos de la ira,
porque, si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte
de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el
Señor nuestro Jesucristo, por quien
hemos recibido ahora la reconciliación” (Romanos 5:8-11).
Antes de que apareciera Cristo éramos
enemigos, éramos pecadores, estábamos destituidos de la gloria de Dios, pero
Cristo aprecio en un pesebre. Cristo es la plenitud de la Paz, él es el
príncipe de Paz.
Tercero mi estimado hermano:
3.
Hay Perfecta relación para con los hombres
La relación entre Dios y los hombres es
perfecta a partir del nacimiento de Jesús.
Lucas 2:14
"¡Gloria a Dios en las
alturas y en la tierra paz, buena
voluntad para con los hombres!. La buena voluntad venia del cielo mismo.
Pablo escribe, “porque por gracia sois salvos
por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios” (Efesios
2:8).
Rita Snowdon relata un incidente de la vida
de T. E. Lawrence. En 1915 iba viajando por el desierto con unos árabes. La
situación era desesperada. Ya casi no tenían comida, y apenas les quedaba una
gota de agua. Llevaban las capuchas puestas para protegerse la cabeza del
viento, que era como una llama e iba cargado de la tempestad de arena. De
pronto, alguien dijo: " ¿Dónde está Jazmin?» Y otro contestó: «¿Qué
Jazmin?» "El de la piel amarilla, de Maan; el que mató al cobrador turco y
huyó al desierto.» El primero dijo: «Mira, no hay nadie montado en el camello
de Jazmin. Su rifle está colgando, pero Jazmin no está.» Y un segundo dijo:
«Alguien le ha pegado un tiro durante la marcha.» Y un tercero añadió: «No está
muy bien de la cabeza. A lo mejor ha visto un espejismo. Y no es muy fuerte; a
lo mejor se ha desmayado y se ha caído del camello.» Y el primero comentó:
"¡Qué más da! Jazmin no valía ni en céntimo» Y los árabes se acomodaron en
sus camellos y reanudaron la marcha. Pero Lawrence se dio la vuelta. Solo, en
el calor abrasador, arriesgando la vida, volvió para atrás. Después de hora y
media de cabalgada vio algo en la arena. Era Jazmin, ciego y loco de calor y de
sed, a punto de perecer en el terrible desierto. Lawrence le montó en su
camello, le dio las últimas gotas de agua que le quedaban e inició la lenta
marcha hacia la comitiva. Cuando los alcanzó, los árabes le miraron alucinados.
«Aquí está Jazmin -dijeron-, que no vale un céntimo, y nuestro jefe Lawrence ha
arriesgado la vida para salvarle». Esto es toda una parábola. No fue por buenas
personas por las que murió Cristo, sino por pecadores; no eran amigos de Dios,
sino gente que estaba enemistada con Él.
Hay una gran
relación en esta historia, al igual que Jazmin, no teníamos valor alguno, la
habíamos perdido, pero Dios mismo bajo del cielo a buscarnos, dio su vida y nos
eximió de toda culpa. ¡Aleluya!.
Conclusión
Unámonos a una vos y exclamemos: "¡Gloria
a Dios en las alturas y en la tierra paz,
buena voluntad para con los hombres!